Dada la relevancia de la innovación como palabra mágica que parece que resuelve todos los problemas, en la web ha surgido una pregunta sobre cuál es la diferencia con respecto a la mejora continua, que hemos estado realizando desde hace mucho tiempo, por ejemplo dentro de los Sistemas de Gestión de la Calidad.
Por partir de conceptos compartidos, podemos utilizar para definir lo que es innovación la definición de consenso que se establece en el manual de Oslo en su última versión (Manual de Oslo 4ª Edición)
Una innovación es un producto o proceso (o combinación de ambos) que difiere significativamente de los productos y procesos previos, y que se han puesto a disposición de los potenciales usuarios (productos) o implantados en la organización (procesos).
De acuerdo a ello, el nuevo producto o proceso tiene que diferir “significativamente” de lo que ya existe. Aunque el término es suficientemente ambiguo y subjetivo, nos da pistas de por donde podemos avanzar.
Esto significa que pequeñas mejoras en lo que existe, mejorar algo ya conocido, no se debería de considerar innovación sino mejora continua (proceso KAIZEN en calidad). Algunos autores hablan de innovación incremental, como sinónimo de mejora continua, en contraposición a innovación radical o disruptiva. Y yo voy a utilizar estos términos.
En cualquier caso, la frontera entre ambos elementos es muy difusa, y no conviene dedicar demasiado esfuerzo en separarlos nítidamente, pero si tener claro las implicaciones que tiene cada uno de ellos para asegurar el enfoque a utilizar para su gestión, y por lo tanto para facilitar el éxito de la innovación. No hay que perder de vista que en ambos casos el objetivo es obtener resultados tangibles para nuestras organizaciones.
Lo que si nos va a resultar útil es diferenciarles según las características de cada uno de ellos, y por lo tanto definir el mejor enfoque a utilizar, y las herramientas mas adecuadas a aplicar para llevarlos adelante en cada caso.
Las principales diferencias entre la mejora continua y la innovación radical son, el Valor de la Novedad que representa la iniciativa en cuestión, los niveles de incertidumbre y riesgo que implica, y los conocimientos y habilidades necesarias para conducirlos con éxito.
Como bien se define en los criterios de la matriz de evaluación de los premios QIA (Quality Innovation Award), en los que tuve el placer de participar como evaluador, se valora la novedad como:
Sin embargo, en el caso de la mejora continua se trata de pequeños cambios dirigidos a aumentar la funcionalidad y prestaciones del producto o servicio, o que suponen ligeras mejoras en otros aspectos de los procesos de la organización.
Es decir, conocemos el resultado o producto que queremos conseguir y estamos familiarizados con el camino para lograrlo, y en como utilizar los resultados obtenidos.
Respecto a los nuevos productos a desarrollar, se puede establecer una diferencia teniendo en cuenta las características de la propia oferta y por otra parte el mercado al que se dirige.
Nuevamente, en muchos casos hay innovaciones que están en el medio (adyacente) y que son difíciles de clasificar.
Innovación radical
Otro aspecto que diferencia la innovación radical o disruptiva, es que supone una ruptura con lo existente anteriormente, dando lugar a nuevos productos, procesos, diseños, tecnologías, lo que supone entrar en un escenario de riesgo.
Mejora Continua
Ejemplo de diferencias entre tipo de innovación teniendo en cuenta el mercado y producto:
Lo que implican estas diferencias, es que en cada caso habrá que utilizar los procesos y técnicas mas adecuados para reducir los riesgos asociados.
No hay que perder de vista que ambos enfoques se pueden combinar de forma satisfactoria en algunos productos. Ej. Apple, primero una innovación disruptiva (iPhone) y luego va mejorando incrementalmente en las prestaciones de los modelos.
Mejora Continua:
Se utilizan métodos lineales, donde se transita por caminos ya conocidos y con poca incertidumbre, y se utilizan técnicas que han demostrado su eficacia, como por ejemplo:
Innovación:
La alta incertidumbre nos obliga a utilizar otro tipo de enfoques que permita ir aprendiendo por el camino y de esta forma ir reduciendo la incertidumbre.
Es decir,tendremos que utilizar métodos mas ágiles e iterativos.
Por ejemplo,
Evidentemente, dependiendo del tipo de innovación las habilidades requeridas por los equipos implicados pueden diferir significativamente.
En la mejora continua ayuda el conocer bien los productos y los procesos de la organización, y las técnicas y enfoques asociados a la mejora continua que he descrito.
En el caso de la innovación radical, es necesario que los equipos implicados tengan una visión mas amplia sobre tendencias y prospectiva. Es decir todos aquellos elementos (avances tecnológicos, tendencias sociales, necesidades de los usuarios, etc.) que les permita generar innovaciones que puedan dar servicio a clientes mas exigentes y a una sociedad en transformación, con el objeto de desarrollar innovaciones realmente útiles.
Y evidentemente, es necesario conocer las técnicas que he comentado y sobre todo tener criterio para aplicarlas cuando sean realmente útiles.
Una recomendación es no intentar realizar una separación estricta entre ambos conceptos, sino centrarnos en el hecho de si aportan o no a la organización. Analizar su grado de novedad y el riesgo que implica, y tener criterios claros para aplicar las herramientas, equipos y buenas prácticas que se adaptan al problema y a la cultura de la organización.
Y por supuesto, conviene conocer las técnicas y herramientas a aplicar en cada tipo de proyecto.
Otra recomendación es que las empresas establezcan una cartera de proyectos de innovación equilibrada, es decir, con diferente grado de riesgo y plazo, de forma que les permita asegurar tanto los objetivos a corto plazo (ventas, etc.), como conseguir su transformación y crecimiento futuro.
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